Mujer

Resplandece la historia para disfrutar el futuro

A partir del mes de marzo, y durante todo el año, la plataforma Spotify presenta EQUAL.
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El nuevo compromiso global de la compañía concentra varias líneas de acción para fomentar la igualdad de las mujeres en el audio y promover la escucha activa de mujeres artistas y creadoras de contenidos. ¿Por qué es importante escucharnos entre nosotras? La periodista Romina Zanellato, autora de autora de “Brilla la luz para ellas”, repasa cómo surgió la idea del libro y la relevancia de rescatar las voces femeninas en el rock nacional. 

Hubo un momento donde entendí el valor de la memoria feminista, de hacer el ejercicio de trazar la historia de nuevo con la perspectiva de los anteojos violetas que te da el feminismo. Mirar para atrás y releer todo lo ocurrido, notar las voces ausentes, los caminos dejados de lado, las identidades acalladas. Y hubo un momento donde eso pasó en mi campo de acción y estudio, el rock, donde me di cuenta lo profundamente desigual y relegada que estaban las mujeres en la historia oficial. Fue gracias a la remera de una de mis amigas, esa clásica que dice “Girls invented punk rock, not England”. Una noche, después de una acalorada asamblea veraniega donde participamos para el armado de la marcha y paro del 8M de 2018 que la frase en su pecho se tornó una discusión apasionada, un compartir información sobre esas primeras punks, sobre las primeras que conocíamos que habían unido el feminismo con la música, y el elefante en la habitación que no podíamos dejar de ver: ninguna lo tenía tan claro. 

A los pocos meses me pasó algo definitivo. El crítico musical y editor Pablo Schanton me invitó a moderar una mesa con él en un ciclo del Di Tella sobre mujeres y rock donde iban a estar varias reconocidas músicas. “¿María Gabriela querrás decir?”, le corregí a Juana Molina con total seguridad. “No, Gabriela, la primera mujer en el rock”, me contestó con cara de no-podés-no-saber-esto. Y no lo sabía. Gabriela, ¿así solo?, ¿sin apellido?, ¿quién era?, ¿y cómo yo no la conocía si soy una periodista de rock, si soy una periodista feminista de música? Esas preguntas me dejaron atónita.

Sin repetir y sin soplar podía enumerar los discos de Almendra, la formación de Manal, los lugares que recorrían Tanguito y Miguel Abuelo cuando eran los náufragos del rock nacional, pero no podía decir con certeza absolutamente nada sobre la primera mujer en el rock. Nada. El disco duro estaba vacío. ¿y cómo podía ser?

La vergüenza que me dio ese descubrimiento, a la vista de las entrevistadas y el público, fue un motor para ponerme manos a la obra. Llegué a mi casa directo a buscar los libros que tenía sobre rock nacional, y que son muchos, para ver quién era Gabriela, quiénes más había en esos primeros años, fines de los 60, la década del 70. Me encontré con nombres sueltos, apenas mencionados, que subrayé con resaltador, y algunas anécdotas más extensas. Gabriela es, de hecho, la que más fue contada, como hito, como “pieza de museo”, como me dijo tiempo después cuando logré hablar con ella.

Ese descubrimiento, de una falta de responsabilidad profesional de mi parte me llevó a tomarme muy en serio la investigación que comencé. Me di cuenta que si yo no sabía todo esto, y no encontraba mucho material sobre la historia de las mujeres en el rock, probablemente le pasaba lo mismo a muchas más amantes del rock como yo. Preparé un proyecto, lo llevé a Editorial Marea y Constanza Brunet me dio el sí de inmediato. Me puse manos a la obra para escribir el libro, Brilla la luz para ellas, Una historia de las mujeres en el rock argentino 1960-2020, que después de un año y medio de investigación y escritura salió publicado en noviembre de 2020.

Ahí comenzó un trabajo que me cambió la vida. Sumergirme en las épocas, en los discos, en las revistas, en la forma de escribir sobre música, conocer quiénes vinieron antes que nosotras. La red se fue armando, poderosa, en mi interior. Mientras escuchaba Damas negras, un disco de Carola, una música de blues que sacó su primer y único disco casi en simultáneo a Gabriela, leía a Gloria Guerrero que fue una pionera en el periodismo de rock. Escribirles, conocerlas, reirnos. Lo infinitamente generoso que es contarle tu vida a otra persona, que se genere ese pacto de confianza entre entrevistada-periodista. Mientras pasaban los meses mi casa se iba tomando por discos que compraba en la feria, joyas que me encontré en Parque Centenario como el primero de Púrpura, que se lo mostré por whatsapp a Leonor Marchesi que ahora vive en España y escuché por audio su llanto de emoción de que aún estuviera su disco ahí, vivo, pasando de mano en mano después de tantos años, o leía a Laura Ramos y sus textos para el extinto Suplemento Si! del diario Clarín, y recopilados en el libro Buenos Aires me mata.

En general, mi estantería estaba repleta de textos de varones que revisitaban el rock nacional desde su punto de vista, y pocas lecturas alternativas. En la búsqueda me encontré algunas joyas como Mina de rock de Karim González, un libro que publicó en el 97 y me costó muchísimo hallar. O ciertos clásicos como Corazones en llamas de Laura Ramos y Cynthia Lejbowicz del 91 o Entre gatos y violadores de Pablo Alabarces publicado en el 92, que iluminaban un campo mucho más amplio, crítico e interesante en la historia.

Cuando empecé a pactar las entrevistas con las músicas y las trabajadoras del rock me encontré con narraciones de todo tipo, algunas que recordaban con nostalgia sus años de actividad sobre el escenario, con la amargura de reconocer que hoy tal vez tendrían mejores oportunidades, pero con el orgullo de haber sido precursoras, y también me encontré con aquellas que no reconocen en su historia un perjuicio por ser mujer. Todas, sin embargo, sintieron que el periodismo especializado no las trató de igual manera que a los músicos, y que eso se debía al machismo de la sociedad argentina. Hubo algunas que no quisieron compartirme su historia, y otras que lo hicieron a regañadientes. También hubo algunas músicas que se sintieron muy emocionadas en repasar su vida desde esta nueva perspectiva. Las que más me impactaron fueron aquellas que se emocionaron de que las buscara, de que las recordaran, las que se sintieron que no habían sido olvidadas.

A medida que pasaban los meses, que los feminismos se derramaban sobre todas las áreas de nuestra vida, la temática se presentaba con más fuerzas y aparecían más producciones a la par de la mía. Carolina Santos estrenó en Canal Encuentro una serie documental sobre mujeres músicas que se llamó Sirenas rock, un trabajo hermoso donde en cada capítulo unió tres generaciones a dialogar en torno a su música. Después nos pusimos en contacto y me alegró saber que estaba en marcha su versión escrita, muy pronto se viene por la editorial Gourmet Musical su libro, Historia del R♀ck Argentino. 60 años de Rock hecho por Mujeres.

En paralelo, la colega chilena Javiera Tapia publicó Amigas de lo ajeno, una historia de las músicas trasandinas de su generación, y me enteré que en México la escritora y también música Tere Estrada publicó Sirenas al ataque, Historia de las mujeres rockeras mexicanas. También, en noviembre de 2020, al mismo tiempo que salió mi libro, Enrique Blanc, Gabriela Robles y Humphrey Inzillo, periodistas miembros de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica publicaron el libro Cantoras todas: La generación del siglo 21.

Y no paró ahí: Barbi Recanati, la música y directora del sello discográfico feminista Goza Records publicó el podcast Mostras del rock y luego el libro homónimo de Futurock, donde da cuenta de la historia de las músicas anglo, también salieron los libros de la fotógrafa del rock Andy Cherniavsky Acceso directo, y Asesínenme de una de las primeras músicas en el rock argentino, María Rosa Yorio que contaron en la primera persona de esas pioneras cómo fue el inicio del rock.

Lo que parecía un descubrimiento personal en 2018 pronto se transformó ante mí en una necesidad colectiva, en una conversación y una demanda que excede completamente la novedad de mi experiencia sobre el tema. No es un capricho la búsqueda de las historias de estas rockeras, de estas mujeres postergadas en la historia oficial, es una necesidad de esta época donde la deconstrucción y la revisión de lo que fue aprehendido, de lo naturalizado, de lo que sabíamos y desconocemos es un ejercicio que nos compromete. El compromiso es político en cuanto es feminista, y también es gozoso si se tiene en cuenta toda la nueva música que aparece en nuestro radar, todas las nuevas historias que llegarán a emocionarnos.

La nueva generación tiene una ventaja y un privilegio que nunca se tuvo antes: ya tienen al alcance de su mano varias producciones que dan cuenta de la historia previa, de las antecesoras, de las pioneras que abrieron camino en los escenarios, que fueron claves para que hoy haya una escena efervescente de novedad. En este país, marcado por una historia tan dolorosa, hay que decir una y otra vez: conocer nuestro pasado es conocernos a nosotros mismos. Hoy somos estas mujeres gracias a las que vinieron antes. Gracias a ellas, y gracias a las compañeras que están hoy produciendo, pensando, cuestionando, creando, será un mañana mejor. Hoy, podemos decir, hay una generación de jóvenes que está haciendo música en plena libertad. Y eso es para celebrar.

Dales Play. Dales Power. Escuchá a más mujeres en los playlists de Spotify Hechas en Argentina y Rockeras.

Fotografía: Germán Romani. 

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