El regreso de la banda Oasis y el inicio de su nueva gira.&nbsp;

La historia se puede contar en dos escenas. La primera: a fines de 1991, un joven Noel Gallagher estuvo en el estadio de River. Fue para participar del Derby Rock Festival, cuyo line up inclu&iacute;a bandas como The Cult y los Inspiral Carpets, grupo de la escena madchester en el que Noel trabajaba como asistente. Oriundos de la misma ciudad, Noel se uni&oacute; a ellos para escapar del tedio y la delincuencia (destinos inevitables para sus modelos de conducta) y tener as&iacute; la posibilidad de experimentar, aunque fuera detr&aacute;s del escenario, la magia de ser una estrella de rock.
Escena dos: en mayo de 2009, Oasis lleg&oacute; a ese mismo estadio para presentar Dig Out Your Soul, su &uacute;ltimo disco y su &uacute;ltima gira. Hacia el final del concierto, Noel se colg&oacute; una guitarra ac&uacute;stica, se acerc&oacute; al micr&oacute;fono y cont&oacute; que &eacute;l ya hab&iacute;a estado ah&iacute; con Inspiral Carpets, casi 20 a&ntilde;os atr&aacute;s. Y luego le pidi&oacute; a la gente (unas 50 mil personas) que se sumara al estribillo de su pr&oacute;xima canci&oacute;n, la preciosa Don&rsquo;t look back in anger. Fiel a su reputaci&oacute;n, el p&uacute;blico argentino fue m&aacute;s all&aacute; del pedido, porque cant&oacute; toda la letra, desde la primera estrofa hasta el punto final, un golpe de efecto que cerraba el c&iacute;rculo narrativo: si la vida fuera como en las pel&iacute;culas, el plano corto en el que se ve al mayor de los Gallagher a punto de llorar (la expresi&oacute;n inglesa ser&iacute;a: he got emotional) bien podr&iacute;a ser la escena antes de los cr&eacute;ditos.
Tal vez lo primero que haya que remarcar es que Oasis fue, durante un tiempo, la banda de rock m&aacute;s grande del mundo. Dicho as&iacute; suena obvio para sus fans y pedante para sus detractores, pero ayuda a comprender el fen&oacute;meno para los que no est&aacute;n interiorizados y les produce genuina curiosidad el fervor que ha despertado este regreso.&nbsp;
La banda brit&aacute;nica respet&oacute; al pie de la letra el manual del g&eacute;nero, desde sus or&iacute;genes hasta su separaci&oacute;n. Dos hermanos de clase obrera, uno con talento inusual para las melod&iacute;as y el otro con un timbre de voz inigualable, formaron un t&aacute;ndem que conquist&oacute; el planeta. Fue gracias a sus canciones emocionantes y poderosas, pero tambi&eacute;n por su actitud pendenciera, sus declaraciones a la prensa y sus peleas con todo aquel que osara cuestionarlos.&nbsp;
Noel y Liam Gallagher fueron la quintaesencia del rock: uno con eterno rostro de reci&eacute;n despierto y el otro con aspecto de no haber dormido nunca, ambos representan un momento de la m&uacute;sica popular que no volver&aacute; a repetirse. Porque los tiempos son otros, la industria a la que pertenec&iacute;an muri&oacute; hace rato y porque todo el mundo sabe, incluidos ellos mismos, que en el siglo XXI el rock ya no es tan importante.
&iquest;Por qu&eacute;, entonces, estamos todos atentos a esta gira de regreso? &iquest;Por qu&eacute; no reconocer de buenas a primeras que todo est&aacute; empujado por la nostalgia? Bueno, hay algo m&aacute;s. La arrogancia de los Gallagher siempre fue genuina, no estrat&eacute;gica. En &eacute;pocas de &eacute;xito traducido en reproducciones y declaraciones estudiadas para medir su engagement, hay algo liberador en escuchar a Liam confundir al rapero A$AP Rocky con &ldquo;WhatsApp Ricky&rdquo;, o ver la cara de desilusi&oacute;n de Noel cuando un programador le hace escuchar una canci&oacute;n de Taylor Swift.&nbsp;
Son, desde ya, gestos de celebridades que no quieren acomodarse a los tiempos. Y eso es encantador. Porque su p&uacute;blico no s&oacute;lo quiere escuchar en vivo (de nuevo o por primera vez) canciones como Stand by me, Wonderwall o Champagne Supernova: tambi&eacute;n quiere algo de esa inadaptaci&oacute;n en cada uno de estos nuevos conciertos.
Como forma de espect&aacute;culo, la m&uacute;sica de estadios lleva d&eacute;cadas evolucionando al punto de haber alcanzado un m&aacute;ximo de efectividad. Hay planes b, c y d para cada posible falla. El error dentro del arena rock es algo que parece haber quedado atr&aacute;s y ah&iacute; tenemos otra pista para entender la expectativa: nadie sabe bien qu&eacute; esperar de los conciertos, nadie puede garantizar que esta gira cumpla todos los contratos. Y esa incertidumbre tambi&eacute;n significa ir en busca de una emoci&oacute;n al mismo lugar donde la perdimos.

En busca de la emoción perdida

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